CAPÍTULO III.
Hipertexto: El Conocimiento en la Encrucijada
Uno de los cambios que han generado las nuevas tecnologías en el ser humano, entre muchos otros, es la manera en que éste piensa, observa y analiza las cosas (llamémosle realidad). Parte de estos cambios pienso que han sido por la manera en que se tiene disponible la información en la red, es decir, cuando uno busca información, ésta la podemos consultar no de manera lineal ni secuencial, ni jerárquica ni lógica, y todo esto se lo debemos al hipertexto. No digo que esté mal, pero es lo que éste ha logrado en el pensar de nosotros los humanos, dando como consecuencia un actuar diferente, no peor ni mejor, simplemente diferente.
Una característica que tiene el hipertexto es que al contener enlaces diversos dentro de su propio texto nos remite a más información, desde luego relacionada con el texto con el que iniciamos la consulta. Este texto y sus enlaces, así como su estructura e “intención”, van a depender del autor del mismo, es decir, todos los enlaces que se incluyen, quien los determina es el autor el cual hará énfasis en aquellos temas que él considere necesarios como complemento al texto central (aquí se puede “manipular” e “inducir” sobre algún otro tema y forma de pensar en particular). Entonces, sin darnos cuenta, al finalizar nuestra consulta y si no contamos con un criterio de selección y análisis, seremos victimas de mensaje oculto del hipertexto. En otros casos los enlaces resultan de igual o mayor importancia que el texto central.
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